viernes, 31 de diciembre de 2010

Noche vieja

¿Qué puedo decirte hoy que no hayas escuchado ayer? ¿Qué puedo regalarte hoy para sorprenderte? Si estoy seguro que ya lo has visto todo. Solo puedo demostrarte con el tiempo y dedicación que hay mucho más para ver que lo que ve el ojo.

Eventualmente entenderás porqué soy como soy y porqué me comporto de la manera en la que lo hago. Pero nunca terminarás de entender aquello que no me dejaste explicar.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Noches sin sombras


No quiero volver a esos tiempos donde todo es gris, porque el arco iris tiene siete colores y de a poco voy siendo capaz de disfrutar cada gama. Tendré varias vueltas de más pero no se puede pintar una gran obra cuando te faltan varios colores. Tal vez aprendí a imitar colores, nada es tan bueno como lo original.


Se acerca fin de año y todo se vuelve cuesta arriba. El calor no ayuda y la sociedad no perdona. Bombardeados con falsas deidades trastabillan las escalas de valores. Hemos perdido demasiado en ‘pro’ de la humanidad.


Será mi arrebato de locura o la falta de perspectiva; hace mucho que no soy tan sincero y la verdad lo extrañaba. Muchos años viviendo un papel que no me representa, ni siquiera un poco. Después me sorprende chocar con la realidad.


Porque se puede estar mejor y no extrañar lo anterior. Porque apostar siempre al veinticuatro en la ruleta no significa que alguna vez vaya a salir y porque no por mucho madrugar amanece más temprano. Puedo decir con cierto grado de seguridad que nunca vi tan claro lo que quería.

martes, 7 de diciembre de 2010

Un corazón hermoso, o no

Antes de que se embarquen en ésta pequeña historia, quiero aclarar que no es mía. Es algo que leí hace mucho tiempo y se me ocurrió postearla para que la lean todos, piensen que es algo así como un ‘cover’ de la historia.


En un pueblo algo lejano, la gente se había congregado alrededor de la plaza principal. ¿El evento? Había alguien que se jactaba de tener el corazón más hermoso y perfecto de la humanidad. El público vitoreaba, aplaudía y gritaba, estaban cansados de esperar.


Cuando todos se hubieron calmado salió al escenario un bello joven de no más de treinta años. Los reflectores hicieron centro sobre él y luego de un pequeño silencio se abrió el pecho y dejó a la vista su inmaculado corazón. Todos se asombraron, todos excepto uno. Un señor mayor abucheó y su descontento fue capaz de sobrepasar los clamores de asombro y festejo.


Éste hombre se abrió paso a través de la multitud y finalmente subió al escenario. Mirando a todos los presentes con ojos que expresaban cierta decepción exclamó:


-¿Es este verdaderamente el corazón más hermoso de la humanidad? Éste que está sin usar, completamente sano.- Dio un paso hacia delante y gritó: - ¡Esto es un corazón! – No había terminado de hablar que ya su pecho estaba completamente abierto.


El público se horrorizó y todos, simultáneamente, dieron un paso hacía atrás. El corazón del hombre mayor era imperfecto. Tenía cicatrices, en algunas partes faltaban trozos y en otros lugares esos huecos habían sido rellenados con porciones de corazones ajenos.


-No sean necios – dijo el anciano – Un corazón hermoso no se juzga por lo que se ve a simple vista. Sino que se califica por las historias que fue acumulando y las veces que fue entregado desinteresadamente –


El más joven de los protagonistas se arrimó al dueño del corazón sangrante y lo tomó de un hombro: - He sido un tonto – sollozó – Me dejé engañar por meras superficialidades – Acto seguido se arrancó un trozo de su perfección y la usó para tapar uno de los huecos del órgano del anciano. Ambos rompieron en llanto y se abrazaron como hermanos.


Así termina ésta historia. Tómense un minuto, abran sus pechos y revisen sus corazones. Ocultarse es inútil, porque el amor eventualmente nos encuentra a todos.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Cloak and dagger


El mundo ya me da igual. Perdí toda noción de lo correcto y lo incorrecto. No sé si será que mantengo los estándares muy altos o muy bajos. Tal vez sea que vivo bajo un código de honor olvidado hace mucho tiempo.


Otra vez pisé en falso y fui preso de mis propias reglas de enfrentamiento. La gente tiene razón, soy yo el que decide hacer omisión de sus consejos. Entre filosofías de bar y chistes de pasillo pensé estar en camino, pero no podía estar más perdido.


Vaso va, vaso viene. Dos jarras de cerveza fueron completamente aniquiladas, no hubo cuartel y no se tomaron prisioneros. Ya estábamos socialmente lubricados, por decirlo de alguna forma. No quedaban asperezas ni inhibiciones, más sueltos que jauría desaforada. Pasó el tiempo, avanzó la charla. Entre bochinche y humo, el mensaje parecía claro.


Para alguien que se considera perceptivo, no poder ver lo que se tiene enfrente de las narices es como un golpe debajo del cinturón. Así fue que sucedió, con siseos de gran volumen, la serpiente engañó a Eva para morder la manzana, pero a diferencia del Génesis, ésta vez Adán se quedó solo. Ojo, no les voy a mentir. Adán es más fuerte de lo que parece, pero más débil de lo que creen. Pero esto no quita que se enoje y se sienta frustrado. No juzguen con tanta soltura, es difícil ser Adán. Sobre todo si piensa que el mejor lugar para estar en este momento es debajo de una roca en el desierto más recóndito del planeta.


Vendrán tiempos mejores, con días despejados y un cálido Sol que caliente la Tierra. Es el tesoro de los pobres, la esperanza de un mundo mejor. Mientras tanto tengo muchos agujeros que emparchar en mi bote. Se acerca el tiempo de lustrar la capa y afilar la daga, porque esto recién empieza.

martes, 16 de noviembre de 2010

Una mañana cualquiera

Abro los ojos y es un nuevo día. Me acerco a la ventana y corro la cortina, el Sol inunda la habitación. Sentado en la computadora reviso los mails, abro el Messenger y pongo algo de música. Miro la hora, es algo temprano para encender un cigarrillo pero lo hago igual. Nada nuevo en la red y sin embargo un mar de posibilidades se abre ante mi como un abanico. Rápidamente hago una lista mental de los quehaceres diarios y estoy seguro que al finalizar el día por uno u otro motivo no voy a completar la lista, pero no me importa.


Escucho de fondo cantar a Frank Sinatra, algo nuevo en mis gustos musicales, me pongo melancólico y me asomo al ventanal, lo abro y aspiro una bocanada de aire fresco, la dejo inundar mis pulmones. Acto seguido me siento en uno de los sillones de plástico que adornan mi patio. El cigarrillo a medio fumar me pide que lo bese y cumplo con sus órdenes y ahí sucede, entre volutas imperfectas de humo, me pongo a pensar que hay tantas cosas que no sé y no me animo a preguntar. Es el temor lo que me inhibe. El terror conjunto entre la pregunta, la posible respuesta y la reacción del receptor.


Algunas canciones más tarde, suena el celular. Reconozco el característico sonido de la llegada de un mensaje de texto, emocionado lo leo, pero el mensaje es de una empresa que me avisa que gané un viaje a Timbuktu. Sin darle muchas vueltas lo borro, seguramente es una estafa del más alto nivel. Me paso la mano por la cara debido a la frustración del mensaje, la barba a medio crecer agrega una cosa más a la lista de quehaceres.


Me pongo a inspeccionar la habitación, parecería como si buscara algo, pero en el fondo tengo bien en claro que eso que no se deja encontrar no es para nada tangible. Es la confusión interna lo que me molesta, se siente como una picazón en el fondo de la cabeza. Antes de analizarla la dejo erosionarme un poco, hasta que se deja plantear. Como buen matemático amateur utilizo la lógica para darme maña, pero estoy seguro que ésta vez ni la navaja de Occam me puede salvar.


Ante la falta de respuesta me propongo a volcar la tormenta de ideas en un papel. Minutos más tarde no tengo nada más para plasmar, paso a leer lo escrito. Sonrío al ver que está escrito de forma que haría convulsionar a Borges, pero en ese momento la redacción no es lo más importante, me sorprendo con el mensaje. Siento como si fuera un texto escrito por otra persona, sin pensarlo destruyo el papel porque en las manos equivocadas traería más problemas que soluciones. Me alejo de mi asiento, dejo el papel hecho un bollo sobre la mesa y me pregunto: ¿Quién me mandó a mí a ser como soy? Me engaño al prometerme hablar algún día y vuelvo a reír por la falsedad de mi juramento. Pero bueno, basta que ya no es tan temprano y hay mucho por hacer.


domingo, 14 de noviembre de 2010

Relámpagos de alcohol


No es cuántas veces paraste para pensar en ella, sino cuántas veces pensaste en ella porque paraste. La realidad es lo que es y bien podrían golpearte con una Biblia en la frente para despertarte. Sin embargo te decís a vos mismo: seguí corriendo, seguí moviéndote. Seamos sinceros, es el truco más viejo del libro, ocupar la mente para perder la noción del tiempo y escaparte de la realidad. Hay muchas formas de hacerlo, cada uno elige la que le conviene.


Por más que me haga el duro, no se puede resistir tanta incoherencia. Todos los días la misma cantinela, en cada sonrisa y en cada mirada ahí me oculto a plena vista.


Se agita la bandera blanca, pero nadie da descanso. No es de ‘macho’ pedir una tregua. Pero por favor, estoy pidiendo un tiempo muerto, necesito instrucciones, porque ya no sé qué pieza mover. Con gran facilidad se tergiversan las cosas, se malinterpretan los mensajes. No se entiende, no es claro. Simplemente un gran mareo y no hay voluntad para gritarles en la cara. Se derraman lágrimas, tal vez en vano o tal vez no, pero no se habla y se vuelve confuso. Repartiendo culpas se trata de seguir, ésta vez fui yo, esa vez fuiste vos.


Pinceladas gastadas que no dan con el lienzo y una obra de arte que queda sin terminar. Como un ángel que no puedo volar, la inutilidad al no saber que hacer hace que la cruz sea más difícil de llevar y aunque le doy vueltas y vueltas no encuentro la solución. Sigo en este tren al que me subí y ahora no puedo bajar. Continua la lucha constante entre lo que no sé y lo que no quiero averiguar. Pero es demasiado tarde y te das cuenta cuando te levantás un día y agarrándote la cabeza preguntás ‘¡Dios mío! ¿Qué hice?’.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Lombardía


La curva se anticipó antes de lo esperado. Gladiadores vencidos, invictos. Se suelta la lengua; verborragia indescriptible. Como si me lo hubieran contado al oído, tenía libreto para rato ¿Quién me ha visto y quién me ve? Siempre me dijeron ‘nunca digas de esta agua no he de beber, porque es con la que te ahogas’ pero no fui capaz de entenderlo, hasta hace poco.


Las cartas echadas sobre la mesa, el futuro se vuelve menos incierto. Se palpa la realidad, se siente el temblor. Críticas a lo ajeno se toman como posibles mejoras personales. Abrazo lo que me pasa y lo acepto, lidio con ello y le muestro los dientes a la bestia.


Hasta la coronilla de explicaciones y justificaciones. Se vuelve un tema recurrente renegar de la lógica que habita en mi. Pero basta, no más. Sin los famosos falsos juramentos hoy digo: empiezo ayer.

sábado, 28 de agosto de 2010

Catártico final



Noche mítica, noche única; cuando el hombre se convierte en leyenda y se cuenta en susurros por temor a romperla. Tan frágil cómo quien manipula una copa del más fino cristal. Sensible como una flor recién nacida, pero todas las rosas tienen espinas. Mecanismos de defensa que se disparan para desviar, para esquivar.


Una tras otra caen las piezas, en efecto dominó. Una tras otra se vacían las botellas, se ventilan los secretos, se dice lo que no se piensa y se piensa lo que no se dice. Algo se detona y causa estragos. Palabras que se las llevan la brisa matutina y el Sol del nuevo día. En la calle me envuelvo y desaparezco, soy uno y soy todos, soy este y aquel.


Desastroso final, embarazoso comienzo. Se desata la tempestad y arremete sin piedad. Mueren neuronas y nacen cicatrices. Marcado por la vida, por el tiempo y la cultura se vuelve a empezar.


Se quiere desenchufar del sistema, cambiar la programación. Pero no es un autómata, ni un replicante. Es lo que es, es lo que hay.


Colores brillosos, colores opacos que se vuelven lúgubres y se persevera con voluntad nefasta. En la boca del huracán se abre de brazos y se deja arrastrar, hasta que se arrepiente y ya es tarde, no hay vuelta atrás.


Vuelta de tuerca de más o de menos, tornillos flojos. Obra de arte destartalada, tambaleante. Mirame y no me toqués, aplausos de fondo, sonrisas falsas y miradas aguadas. Se corre la acuarela, se desliza sobre el lienzo… ¿Cuánto más?

viernes, 27 de agosto de 2010

La puerta


Dio vueltas por toda la habitación, no se detenía. Estaba desquiciado, se lo llevaban los vientos. Si alguien pudiera haber visto su rostro no le hubiera sido posible determinar si estaba enojado, aburrido, cansado o enamorado. Entre nosotros les digo que ni siquiera yo soy capaz de dilucidar semejante cosa. Los minutos corrían y el hombre no paraba de caminar.


Después de quince o veinte minutos de dar vueltas sin sentido se sentó en una silla que estaba a su alcance. Algo no estaba del todo bien, como cuando estás en una situación y decís ‘acá falta algo’. Metió la mano en el bolsillo de su saco y sacó una tarjeta la cual decía en letras grabadas ‘Realidades S.A.”, acto seguido sacó su celular y marcó unos cuantos números. Luego de un par de tonos redundantes de llamada alguien atendió del otro lado:


-Buenas noches, llamo para darme baja del sistema- Dijo mientras se pasaba la mano por la cabeza acomodándose el cabello y, al parecer, la persona al otro lado del teléfono le hizo una pregunta porque el hombre contestó – Me siento atado, no lo puedo comprender, necesito pensar, necesito estar afuera –


El tiempo seguía transcurriendo, el señor hacía gestos y se mordía los labios. Claramente estaban teniendo en cuenta su petición. Hasta que finalmente dijo – Muchas gracias – y cortó la comunicación. Segundos más tarde, puso cara de alivio, como si estuviera completamente sedado; los ojos se le pusieron blancos y cayó desplomado al suelo.

martes, 24 de agosto de 2010

Las Moiras



A la hora de dormir, la desazón de no saber de dónde se viene y hacia dónde se va te impide dormir. Entre nudos de sábanas y vueltas, tratás de comprender lo que nadie te puede explicar. Cada tanto, entre alguna incoherencia, sentís al misterio develarse pero no es más que un falso final y eventualmente el sueño gana la batalla.


Delirios de grandeza y promesas del tipo ‘el lunes empiezo’ te marcan un ritmo difícil de seguir. Se hace duro subir cuesta arriba, pero siempre hay gente alrededor poniéndote el hombro, ayudándote a no bajar los brazos. Y porqué no, a veces es tu hombro el que proporciona apoyo a otro. Somos parte de una maquinaria que nadie debería entender como funciona. Somos imperfectos y falibles, es lo que nos hace hermosos. Con nuestras virtudes y defectos, pintamos todos los días un pedacito de nuestra obra maestra y vamos recibiendo lo que en algún momento Láquesis decidió para cada uno de nosotros, hasta que Cloto y Átropos dejen de estar de acuerdo.

sábado, 14 de agosto de 2010

Campana roja


Otra vez la brújula maligna y dañada con la que salí de fábrica apuntó para donde no correspondía. El mapa marcado con una ‘X’, pero no había ningún tesoro, no había nada. Metros de tierra cavados y al final sólo estaba mi propia tumba.


Pensás que vas por el camino adecuado, que avanzás, pero estás en el mismo lugar. Nunca te moviste un centímetro. ‘Cosas que pasan’ te dice la gente, ‘Cosas que me pasan a mi’ les contesto mientras apuro un tequila y me aturdo para no pensar. Cantinero, sírvame otro que todavía me escucho razonar, poniéndome excusas.


Salgo a la calle, miro los nombres de las cuadras y no tengo la menor idea de dónde estoy. Pregunto por acá y por allá, eventualmente encuentro el sendero a casa. All llegar voy dejando a mi paso un problema por acá, una desaventura en el sillón y la resaca que se avecina en la almohada, no hay nada que hacer ¡Dame tu mejor golpe!


Al otro día me levanto con el Sol pasándome cuentas por la noche anterior. Me rehúso a salir de la cama ¿Cuánto estoy dispuesto a ceder? ¿Estoy realmente listo para la próxima ronda?


¿Qué hice mal? Es la pregunta del millón. Una mano en el hombro y alguien que te dice ‘No pasa nada, ya vendrán tiempos mejores’. Lo miro y quiero insultarlo en veintidós idiomas, pero tiene razón. Sigo esperando, con la paciencia de un titán.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Efímero


Se paró detrás del atril, miró al público y aclaró su garganta.

-Yo tengo un sueño - vociferó - Una visión y muchas ideas, que serán capaces de cambiar todo -

-Yo tengo un arma - murmuró alguien a sus espaldas.

Se escucharon dos disparos y el visionario cayó muerto. Los sonidos de los flahes inundaron el recinto. Un sueño se apagó, una visión desapareció.

viernes, 30 de julio de 2010

Principio y final



Etapas que terminan, que pasan. Superando obstáculos y afrontando frustraciones. Sigo subiendo, sigo aprendiendo. Siempre dispuesto, con buena cara al mal clima.


Este logro es mío y sólo mío, pero no es más que el principio del camino. Camino que yo elegí. Estoy feliz y conforme con mi desempeño. Fueron muchas horas, pero lo logré.


Cuando empecé el objetivo estaba lejos, pero ahora está en mis manos. Es la llave de mi futuro ¿Cuántas puertas se abrirán a partir de hoy?

viernes, 9 de julio de 2010

La travesía


Caminando por un senda polvorienta, rodeado por pasto y maleza, viajando en este mundo que los humanos llamamos nuestro y lo que no entendemos es que acá estamos de prestado, me encontré con un anciano. Ésta persona cambiaría mi vida en una forma en la que yo todavía no lo sabía. Se paró delante de mí, ataviado con una túnica negra, barba gris y un cayado de madera; y dijo:


-Hola viajero ¿Qué te trae por éstas tierras?-


-Aventura- contesté – El deseo de conocer y explorar-


-¿Aventura…?- replicó, jugando con su barba - ¿Estás seguro de que es ese el motivo? ¿No será tal vez una búsqueda de algo que crees haber perdido?-


Me quedé mirándolo de una forma muy particular, como si estuviera mirando una pintura a la que no le encuentro significado - ¿Perdón? – contesté, mientras me pasaba las manos por los bolsillos como buscando algo – No creo haber perdido nada –


El anciano posó su mano en mi pecho y empezó a decir cosas, palabras confusas, no entendía muy bien. – Si…había algo…justo acá…él sentía…ya no más – balbuceó –


Los nervios se apoderaban de mí, una mezcla de curiosidad y temor. No podía comprender lo que me estaba diciendo, lo único que sabía era que me quería ir. De la manera más gentil que pude le aparté el brazo y le expliqué que me tenía que ir.


Si bien pareció no importarle, a medida que me alejaba lo escuché que dijo algo más:

-Elegí bien, todavía no es tarde, no te rindas. No todo es gris. –


Me di vuelta para replicar, para decirle que estaba loco y que me dejara en paz, pero el anciano había desaparecido.

martes, 6 de julio de 2010

La felicidad


La felicidad es sentir que todas las piezas encajan en el rompecabezas, sin forzarlas.

La felicidad es ver funcionar los engranajes aceitados de una máquina que trabaja en un silencio pragmático.

La felicidad es correr, volar, dormir y soñar.

La felicidad es aceptar, sin dejarse dominar.

La felicidad es luchar por lo que es justo, sin importar el resultado.

La felicidad es amistad, compañía y cariño.

La felicidad es ser ambicioso, sin ser soberbio.

La felicidad es improvisar.

La felicidad es verte al espejo y no tener que decir ‘esto no me está pasando a mí’.

La felicidad es la ausencia de caos y la plenitud de la paz.

La felicidad es el universo diciéndote ‘este es tu lugar’.

miércoles, 9 de junio de 2010

Música para mis oídos


En todo el espectro formado por los instrumentos musicales, no existe alguno capaz de superar la soberbia y hermosura del violín.


Detrás del cristal te vi, detrás del cristal me quedé. Desplegando tu arte con cada nota acribillaste mi corazón. Eras una sirena y suavemente caí en tu hechizo. Mi barco naufragó en el océano que ofrecían tus ojos.


Pero no te preocupes, mi pequeña violinista, nuestra historia jamás será contada, porque jamás sucedió y siempre me voy a preguntar si fuiste una maldición o una bendición. Tu recuerdo es nuestro, de mi sombra y mío.

jueves, 3 de junio de 2010

La verdad sea dicha


Se esconden más problemas y más preguntas en un abrazo que en un beso.
Se dice mucho más con un gesto desinteresado que con mil palabras.
La vida oculta excepciones y siempre se puede romper el molde.
No se puede explicar, sólo se puede sentir, cuando estoy con vos, me olvido de mi.

domingo, 23 de mayo de 2010

Susurros olvidados


Ella estaba sentada en la computadora, haciendo algún trabajo para entregar. Yo la miraba, sentado desde el sillón, perfecta a mis ojos. Me acerqué cautelosamente, no quería desconcentrarla, le acaricié el pelo y me puse a la altura de su oído. Abrí la pequeña caja de Pandora guardada en mi corazón y le susurré lo siguiente:


“He cometido muchos errores en mi vida y por eso te pido disculpas. Hoy quiero borrar el pasado, pero es imposible. Ya no me quedan ni fuerzas, ni estrategias; creo que ya lo sabés. Aunque hay algo que desconocés y es lo mucho que significás para mi, tanto es así, que la única opción posible es marcharme.”


Saqué un alfiler y la dejé arriba de su escritorio –Ésta es mi rendición incondicional.- Le dije - Mi último regalo es ese alfiler, espero que sepas lo que tenés que hacer. Sólo cuando vuelva a ti, entonces sabrás lo que siento por vos. Eventualmente el tiempo nos dirá que así estuvo bien.- No agregué nada más, no hacía falta.


Me alejé mucho más despacio de lo que me había acercado. Debía irme, empero no quería hacerlo. Cada paso era una despedida, cada paso era irremediable. Me llevó mucho tiempo, pero pude escapar. Caminando por la calle, yéndome sin un lugar en mente dije: -Te equivocaste corazón, se puede fumar y llorar-

lunes, 17 de mayo de 2010

La ofrenda


Cuatro cuadras fueron todo lo que necesité para darme cuenta. Un bondi que no venía y un frío que no perdonaba fueron la excusa perfecta para que mi mente divague. Maldita sea la espera. Dicen que la paz es la enemiga de la memoria, cuánta razón tienen.


Incontables recuerdos invadieron mi cabeza y no le dieron descanso. Pero también aparecieron planes, hipótesis y proyecciones. Estoy harto de pensar, siempre razonando, siempre buscándole la lógica. Subo el volumen de la música y, sin embargo, no puedo silenciar mis pensamientos.


Pensar en vos fue lo que me silenció, no había nada, todo en blanco. Sentí el ardor de la daga en mi pecho, daga a la cual yo le mostré el camino. No me importó, la agarré y la arranqué del lugar en donde estaba clavada; la vi gotear amor. La tiré lo más lejos que pude y le dije “Otra vez no”.

martes, 11 de mayo de 2010

Quise mucho, quise poco


Muchas cosas se ocultan detrás de una palabra, pero más cosas se ocultan en una mirada, en una sonrisa desprevenida. Hay veces que no quiero ser visto, me siento más transparente que un cristal. Cómo si el sólo hecho de mirarme directo a la cara, fuera a revelar mis más íntimos secretos, entonces desvío la vista, no puedo mostrarme vulnerable. Siempre firme, siempre fuerte. Prefiero aprender a ocultarme en la sombra, que sufrir al Sol.


Me gustan los detalles, son las pequeñas cosas las que se recuerdan para siempre. La manera en la que enciende un cigarro, cuando ríe sin saber porqué, cuando te regala un abrazo o cuando necesita uno.


Por momentos me siento tan cerca, pero como si fuera una pintura hecha de arena en el momento que la quiero levantar se me escurre entre los dedos y, otra vez, nada. Qué rápido se desnaturalizan las cosas.


El viento mueve barcos y molinos, pero también se lleva las promesas. Solemnes juramentos que se transforman en nueces huecas. Ya nadie recuerda aquellos tiempos dorados, en los que significaba algo ‘dar tu palabra’.


Es un placer verte nadar en contra de la corriente, demostrando que por mucho que te tire para atrás, vos avanzás igual. Me alegra saber que todavía hay gente así en el mundo.


Cada paso me aleja, cada paso me acerca. Esa es la filosofía del caminante, del viajero que se emprende en una travesía. Todo comienza poniendo un pie y luego el otro adelante, el resto es inercia.

lunes, 10 de mayo de 2010

Energía renovable


No te olvides de darle cuerda al corazón, no vaya ser cosa que un día te despiertes y te hayas olvidado como amar. Después de todo, lo único que hace falta es una chispa.

Sensación térmica


Cuánto frío en la ciudad y ésta bufanda que nada me abriga. Me tiemblan las manos, incluso con los guantes puestos.


A veces siento que camino en cámara lenta y la gente me pasa por los costados a gran velocidad. Tanto es así que cierro los ojos para no marearme.


Todo me confunde, de todo aprendo ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? ¿Cuánto falta? ¿Quién soy yo? ¿Cuándo empieza? ¿Quién es ella? Muchas preguntas y nadie me da una respuesta clara. Todos contestan con evasivas.


Por las noches, cuando me acuesto a dormir, un torbellino de pensamientos, frases y colores castiga mi agobiada mente. Me levanto de un salto, agarro algo para escribir y plasmo mis ideas, pero me doy cuenta que sólo escribí dos oraciones y encima mal redactadas. Éstas pobres líneas ni siquiera muestran la punta del iceberg de lo que quiero expresar. Como si en el medio de la obra me hubiera olvidado la letra. Así que arrugo el papel y lo tiro muy lejos, para que se pierda en el infinito.


A palabras necias, oídos sordos ¿Pero qué se hace cuándo las palabras son sabias y los oídos necios?


-ding, ding, ding – Escucho de fondo, pero no me gané ningún premio. Es la alarma avisándome que otra vez me equivoqué. Todo lo que sube, baja. Pero el otro día tirando una bola hacia arriba ví que no volvía. No entiendo porqué no se cumplen las leyes de la física.


Me niego a creer que soy uno más del montón, uno más de la estadística. Ya no reniego de mi ser, ya no busco miradas de aprobación. Hoy empiezo una búsqueda, de fines no muy claros. Sólo espero ser capaz de reconocer el objeto cuando lo tenga delante de mi.

Algunas leyes


Algunas reglas tienen excepciones y otras no. Pero las que no las tienen, se pueden doblar, hasta que en algún momento desisten y se quiebran.

Entre la roca y el río, elijo ser el río, porque eventualmente termina horadando la piedra.

sábado, 8 de mayo de 2010

Cauterizando el pasado


-Ya no te quiero y así como me ves, me voy. Me voy para no volver nunca, no me esperes- Eso fue lo que dijo y el portazo que dio al salir hizo eco en su cabeza. Pobre Birdie se quedó muy sola y muy triste, con el corazón roto y muchas preguntas sin respuesta.


Dio vueltas por toda la casa, todo le recordaba a él. No hacía ni cinco minutos que ese hombre la había abandonado y se sentía más sola que nunca, cuanto dolor. De a momentos insultaba y de a momentos lloraba. No tenía más ganas de vivir, no podía pensar en el futuro. Nada, sólo pensamientos de rabia y soledad.


El día transcurrió de manera muy lenta, la depresión golpeaba a su puerta. No fue capaz de probar bocado de comida, tenía un nudo en el estómago. Un sentimiento, injustificado, de culpa la agobiaba – ¿Habrá sido algo que hice?- pensaba. No Birdie, no fuiste vos, el no te supo querer.


A la noche, se recostó en la cama. Ya no era lo mismo. Le faltaban los besos y caricias de su amante. No había forma de conciliar el sueño, se taladraba la cabeza sin piedad. Las lágrimas le arañaban las mejillas. Pero, finalmente, el hombre de arena la sumió en un sueño profundo.


Al otro día, cuando se levantó lo primero que notó fue el espacio deshabitado al otro lado de la cama. Aunque, más allá de sentir un gran vacío en el pecho, mostraba una gran determinación – No me vas a arruinar la vida – se dijo a si misma. ¡Oh, Birdie! ¿Qué locura estás por cometer?


Se fue de la casa con mucha prisa. Al regresar traía un galón de kerosene y una caja de fósforos. Se paseó por toda la casa y se paró frente a una caja, que estaba llena de fotos, la cual bañó en kerosene. Se fue hacia el armario y repitió la acción. Empezó a tirar, en el medio del living, recuerdos de diferentes lugares: Souvenirs de la costa, cuadros pintados a mano de San Telmo, collares, anillos y muchas cosas más. Se formó una gran montaña de cosas y no dudó en rociarlas en combustible. Se acercó a la cama, donde tantas cosas había compartido con su amante, vertió todo lo que quedaba del líquido y luego arrojó el bidón contra la pared.


Parada en la puerta contempló el resultado de sus acciones. Ella no era ninguna artista, pero, si así fuera, esa hubiera sido, sin duda, su obra maestra. Sacó un fósforo de la caja y lo raspó contra la lija del costado. La cerilla, obedeciendo a su ama, se prendió fuego –Que suerte tenés – dijo Birdie – estás a punto de generar un borrón y cuenta nueva – Sin demorar el final, arrojó el fósforo, éste giró por los aires hasta tocar una gota de kerosene. Las llamas se avanzaron en efecto dominó, abrazando todas las superficies, reclamando la casa como suya. Con los ojos, que refulgían por las llamas, gritó - ¡Hoy! Hoy empiezo de nuevo – Y junto con el fuego se consumió el pasado.

viernes, 7 de mayo de 2010

Ineludible realidad


Que canalla fuiste, tiraste la piedra y nunca más saliste de la madriguera ¿cómo se puede ser tan cobarde? Apostaste en la ruleta y no te quedaste a ver que número salía ¿a que le tenías miedo? ¿A perder o a ganar? Tené cuidado, tu filosfía es errónea. La caída es directamente proporcional a la expectativa y ésta bien que corras, pero sólo cuando es necesario. Cortá con el delirio, lo que pasa en Hollywood es sólo ficción. La realidad es mucho más cruel, mucho más cruda. Date cuenta que te falta cocción. No busques nicotina para calmar tu ansiedad, no te escondas detrás de una botella de José Cuervo.


Basta, basta de preguntar siempre lo mismo. Ya te lo dijeron una vez, no esperes que te lo repitan, hay una línea que no podés cruzar. Hay muchos que la cruzaron y ahora están perdidos sin saber cómo volver, pensá bien tus próximos pasos, porque pueden ser los últimos que controles. Medí menos lo que decís, fijate bien a donde vas y sonreí más.


Solamente vos sos dueño de lo que decís, pero tampoco hay que hablar más de la cuenta, ni quedarse en silencio tanto tiempo que después no te das cuenta que es tu voz la que estás escuchando. No le busques la vuelta, esto no es una tuerca. Tampoco es una calesita, así que, vamos directo al grano. Atate los cordones, abrigate, porque hace frío, y andá a caminar, andá a pensar. Pero no enloquezcas y no desesperes, porque ya tenés, todas las herramientas que hacen falta.

jueves, 6 de mayo de 2010

Una cosa llevó a la otra


No soy mago, pero igual te puedo sorprender. No soy ladrón, pero si un día me dejás, puedo robarme tu corazón. Todavía no soy médico, pero no hay herida en tu corazón que no pueda sanar y aunque no seas omnipresente, en mi mente siempre estás.


Hoy por ti mañana por mi, decía un tipo que se quedó siempre en el presente y el mañana nunca llegó. Pero siempre se puede dar vuelta la página. Porque a veces es necesario cortar con las sogas del pasado y ver que depara el futuro, con nuevos aires y nuevos rumbos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Heterofilia


Caña de pescar al hombro y valijita en mano se echó a caminar. Día caluroso y soleado, día óptimo. Su objetivo era llegar a un estanque, que no estaba muy lejos de su cabaña, eran algunos cientos de metros. Pero, a pesar de ser un hombre apurado y muy ansioso, le gustaba disfrutar de ese trayecto a su manera. A cada paso, una aventura. El camino lo sorprendía en todo momento, aunque ya lo había recorrido muchas veces.


Habrá tardado un poco más de media hora en alcanzar la meta, no estoy muy seguro. Caminó a lo largo del muelle de madera que crujía con cada pisada y cuando alcanzó el borde se quitó las ojotas, apoyó la valija y se sentó. El agua le hacía cosquillas en las plantas de los pies. Preparó su caña y lanzó el anzuelo. Esperando, que tal vez, haya pique.


Al cabo de un largo rato, el anzuelo seguía hundido en el mismo lugar y sin conseguir nada. No era falta de peces, porque los había. Era, simplemente, la falta de carnada, pero esto no parecía molestar al pescador, el cual miraba detenidamente el paisaje. Observaba el sol, la calma del agua y los movimientos de los habitantes del estanque. Sentía la brisa que lo despeinaba, escuchaba el cantar de los pájaros y olía el espléndido aroma de la naturaleza. Quizás no estaba ahí para pescar, probablemente solo le gustaba realizar ese ritual.


El día estaba llegando a su fin y el Sol empezaba a ocultarse para dar paso a la Luna. El pescador comprendió que se aproximaba la hora de la partida. Antes de levantarse, sacó de la valija, que tenía a su lado, un frasco de plástico y vertió algo de su contenido al agua. Era alimento para los peces. Estos no dudaron un instante en darse un festín, sin desperdiciar ni el más mínimo pedacito. Había para todos.


Finalmente, se levantó y empezó a transitar el camino de regreso hacia la cabaña. Mientras se alejaba, se aseguró de no haber olvidado nada ¿Mi caña de pescar y valija? En su lugar ¿Mi Sombrero? Cierto, no lo había llevado ¿Mis ilusiones y esperanzas? Firmes ¿Mis sueños? Esos faltaban, se puso algo nervioso. Dejó de caminar y señalando el estanque dijo: -¡Ahí! Ahí Están mis sueños, porque esos peces son mi mundo, aunque para ellos yo sea sólo un pescador más-