miércoles, 5 de mayo de 2010

Heterofilia


Caña de pescar al hombro y valijita en mano se echó a caminar. Día caluroso y soleado, día óptimo. Su objetivo era llegar a un estanque, que no estaba muy lejos de su cabaña, eran algunos cientos de metros. Pero, a pesar de ser un hombre apurado y muy ansioso, le gustaba disfrutar de ese trayecto a su manera. A cada paso, una aventura. El camino lo sorprendía en todo momento, aunque ya lo había recorrido muchas veces.


Habrá tardado un poco más de media hora en alcanzar la meta, no estoy muy seguro. Caminó a lo largo del muelle de madera que crujía con cada pisada y cuando alcanzó el borde se quitó las ojotas, apoyó la valija y se sentó. El agua le hacía cosquillas en las plantas de los pies. Preparó su caña y lanzó el anzuelo. Esperando, que tal vez, haya pique.


Al cabo de un largo rato, el anzuelo seguía hundido en el mismo lugar y sin conseguir nada. No era falta de peces, porque los había. Era, simplemente, la falta de carnada, pero esto no parecía molestar al pescador, el cual miraba detenidamente el paisaje. Observaba el sol, la calma del agua y los movimientos de los habitantes del estanque. Sentía la brisa que lo despeinaba, escuchaba el cantar de los pájaros y olía el espléndido aroma de la naturaleza. Quizás no estaba ahí para pescar, probablemente solo le gustaba realizar ese ritual.


El día estaba llegando a su fin y el Sol empezaba a ocultarse para dar paso a la Luna. El pescador comprendió que se aproximaba la hora de la partida. Antes de levantarse, sacó de la valija, que tenía a su lado, un frasco de plástico y vertió algo de su contenido al agua. Era alimento para los peces. Estos no dudaron un instante en darse un festín, sin desperdiciar ni el más mínimo pedacito. Había para todos.


Finalmente, se levantó y empezó a transitar el camino de regreso hacia la cabaña. Mientras se alejaba, se aseguró de no haber olvidado nada ¿Mi caña de pescar y valija? En su lugar ¿Mi Sombrero? Cierto, no lo había llevado ¿Mis ilusiones y esperanzas? Firmes ¿Mis sueños? Esos faltaban, se puso algo nervioso. Dejó de caminar y señalando el estanque dijo: -¡Ahí! Ahí Están mis sueños, porque esos peces son mi mundo, aunque para ellos yo sea sólo un pescador más-

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