viernes, 31 de diciembre de 2010

Noche vieja

¿Qué puedo decirte hoy que no hayas escuchado ayer? ¿Qué puedo regalarte hoy para sorprenderte? Si estoy seguro que ya lo has visto todo. Solo puedo demostrarte con el tiempo y dedicación que hay mucho más para ver que lo que ve el ojo.

Eventualmente entenderás porqué soy como soy y porqué me comporto de la manera en la que lo hago. Pero nunca terminarás de entender aquello que no me dejaste explicar.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Noches sin sombras


No quiero volver a esos tiempos donde todo es gris, porque el arco iris tiene siete colores y de a poco voy siendo capaz de disfrutar cada gama. Tendré varias vueltas de más pero no se puede pintar una gran obra cuando te faltan varios colores. Tal vez aprendí a imitar colores, nada es tan bueno como lo original.


Se acerca fin de año y todo se vuelve cuesta arriba. El calor no ayuda y la sociedad no perdona. Bombardeados con falsas deidades trastabillan las escalas de valores. Hemos perdido demasiado en ‘pro’ de la humanidad.


Será mi arrebato de locura o la falta de perspectiva; hace mucho que no soy tan sincero y la verdad lo extrañaba. Muchos años viviendo un papel que no me representa, ni siquiera un poco. Después me sorprende chocar con la realidad.


Porque se puede estar mejor y no extrañar lo anterior. Porque apostar siempre al veinticuatro en la ruleta no significa que alguna vez vaya a salir y porque no por mucho madrugar amanece más temprano. Puedo decir con cierto grado de seguridad que nunca vi tan claro lo que quería.

martes, 7 de diciembre de 2010

Un corazón hermoso, o no

Antes de que se embarquen en ésta pequeña historia, quiero aclarar que no es mía. Es algo que leí hace mucho tiempo y se me ocurrió postearla para que la lean todos, piensen que es algo así como un ‘cover’ de la historia.


En un pueblo algo lejano, la gente se había congregado alrededor de la plaza principal. ¿El evento? Había alguien que se jactaba de tener el corazón más hermoso y perfecto de la humanidad. El público vitoreaba, aplaudía y gritaba, estaban cansados de esperar.


Cuando todos se hubieron calmado salió al escenario un bello joven de no más de treinta años. Los reflectores hicieron centro sobre él y luego de un pequeño silencio se abrió el pecho y dejó a la vista su inmaculado corazón. Todos se asombraron, todos excepto uno. Un señor mayor abucheó y su descontento fue capaz de sobrepasar los clamores de asombro y festejo.


Éste hombre se abrió paso a través de la multitud y finalmente subió al escenario. Mirando a todos los presentes con ojos que expresaban cierta decepción exclamó:


-¿Es este verdaderamente el corazón más hermoso de la humanidad? Éste que está sin usar, completamente sano.- Dio un paso hacia delante y gritó: - ¡Esto es un corazón! – No había terminado de hablar que ya su pecho estaba completamente abierto.


El público se horrorizó y todos, simultáneamente, dieron un paso hacía atrás. El corazón del hombre mayor era imperfecto. Tenía cicatrices, en algunas partes faltaban trozos y en otros lugares esos huecos habían sido rellenados con porciones de corazones ajenos.


-No sean necios – dijo el anciano – Un corazón hermoso no se juzga por lo que se ve a simple vista. Sino que se califica por las historias que fue acumulando y las veces que fue entregado desinteresadamente –


El más joven de los protagonistas se arrimó al dueño del corazón sangrante y lo tomó de un hombro: - He sido un tonto – sollozó – Me dejé engañar por meras superficialidades – Acto seguido se arrancó un trozo de su perfección y la usó para tapar uno de los huecos del órgano del anciano. Ambos rompieron en llanto y se abrazaron como hermanos.


Así termina ésta historia. Tómense un minuto, abran sus pechos y revisen sus corazones. Ocultarse es inútil, porque el amor eventualmente nos encuentra a todos.